El miércoles  18 de Mayo, 14 alumnos del Ciclo Formativo de Grado Superior de “Sistemas de Telecomunicaciones e Informáticos” y 3 profesores, fuimos a visitar la base militar EVA 12 (Escuadrón de vigilancia aérea), situada en el Picón del Fraile, a 1617m, en Soba. Después de 1 hora y cuarto y subiendo por el precioso puerto de Lunada, decidimos parar a ver el mirador de Covalruyo, en el que se ve toda la subida del puerto y el precioso valle glaciar de Lunada, ahora convertido en fluvial.

Al llegar a la estación, fuimos parados en la entrada donde comprobaron cada uno de los DNI que previamente les habíamos facilitado. Recordar que las medidas de seguridad son muy fuertes, ya que es una base militar de la OTAN.Allí nos recibió un capitán, donde muy amablemente nos comenzó a explicar las instalaciones de Radiocomunicaciones, antenas de transmisión y recepción, así como las instalaciones del edificio, el cual está fuertemente blindado.


La parte más interesante fue ver el Radar de vigilancia que tienen, donde se encarga de vigilar el espacio aéreo en un radio de 500km. Los alumnos en todo momento siguieron las explicaciones con gran interés preguntando cualquier tipo de duda.
Otras partes del edificio, no se pudieron ver debido al gran secretismo que tienen sobre las instalaciones, así como del personal que allí trabaja. Tampoco permitieron hacer fotografías, excepto una en la entrada.


Desde aquí, agradecer a los miembros del ejército de EVA 12, su atención mostrada y amabilidad durante toda la visita y nos ofrecieron la posibilidad de visitar todos los años la base militar, eso sí, durante el mes de Mayo o Junio, ya que la cantidad de nieve que allí se acumula, impide el paso gran parte del año.
Por último, decir que las vistas desde la estación son de los más espectacular que hay, pudiendo verse desde Picos de Europa, hasta Pirineos en un día despejado y por supuesto todo el hermoso valle de Soba con todas sus cumbres y los valles pasiegos, presididos por el imponente Castro Valnera.


Para finalizar el día, acabamos comiendo un menú del día en  Liérganes. Y a las tres y media de la tarde volvimos al colegio.
Quiero agradecer a los alumnos el extraordinario comportamiento que tuvieron en todo momento, tanto dentro de las instalaciones, como durante el viaje de ida y vuelta y durante la comida.