Con motivo del conflicto entre Ucrania y Rusia y en conmemoración del 8M (Día Internacional de la Mujer), hemos decidido dedicar unos minutos en nuestra celebración de Buenos Días en la iglesia, a esas mujeres que sufren las consecuencias de la guerra.

No podemos olvidar que en una guerra no solo se utilizan armas de fuego, sino que también se utiliza la violencia sexual contra las mujeres a modo de venganza o ataque con la intención de generar terror entre la población (en este caso, las mujeres y niñas doblan el porcentaje frente a hombres y niños abusados).

Organizaciones importantes (como la ONU) y gobiernos intentan concienciar sobre este problema y han creado programas de formación que tratan de detectar y poner fin a la violencia sexual relacionada con los conflictos armados, formando a soldados e intentando construir sociedades más inclusivas e igualitarias.

Aunque las instituciones tomen medidas para reducir e intentar acabar con los casos de violencia de género; no podemos olvidar que no se puede lograr sin nuestra ayuda, y todas y todos debemos aportar nuestro granito de arena. El cambio no va a llegar solo. Nuestro pensamiento y nuestro corazón está hoy con todas las mujeres del mundo que han sido y son víctimas de violencia y, de manera especial y más que nunca, con todas las mujeres y niñas ucranianas. Luchemos juntas por la paz en el mundo de todas las personas.